Ramón (hace algunos años) entre dos grandes de la Guitarra: Antonio Lauro y Abel Carlevaro.

 


Mi profesión como Luthier, la aprendí de mi tío Ángel Blanco, el que la ejerció en La Habana, Cuba, donde dejó excelentes instrumentos. Aparte de ser mi tío, éramos amigos. Asistía regularmente a su taller y trabajaba a su lado, mientras me revelaba sus "secretos". Después leí mucho y experimenté mucho, también.

Siempre he tenido en cuenta algunas opiniones de los ejecutantes de estos instrumentos. Por trabajar por encargo, tomo en consideración ciertas medidas que se pueden modificar, para una cómoda ejecución.

He construido instrumentos para muchos profesionales y “amateurs”, a cual más exigente. Guardo un preciado recuerdo del Maestro –y legendario-- Antonio Lauro. Digo legendario porque , aun en vida, mucha gente creía que había fallecido... hacía tiempo. Prueba de ello es que, cuando en una ocasión se dejó convencer, para dar varios recitales por diferentes países de Europa, causó una gran sorpresa su “aparición”; y sus recitales fueron un gran suceso. Todo el mundo lo quería ver.

En una de sus visitas a mi taller, me había encargado una guitarra. En esa gira, tuve el gran honor y la satisfacción de que la llevara: su “María Luisa”. A continuación, una carta que me escribió, y que me entregó en su casa, una de las tardes en que, de vez en cuando, conversábamos de variados temas.

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