Expedición a la Antártida 2000-2001
Dic.
11- Caracas- Santiago de Chile
Dic
12 a Punta Arenas para, dos días después, volar
a Patriot Hills, pero esto no fue posible hasta el día
23, porque el clima no lo permitía. Durante ese tiempo,
para evitar el desespero, con los amigos Mike y Scott, nos
dedicamos a turistear: Isla Magdalena, en el estrecho
de Magallanes, para visitar una colonia de pingüinos
magallánicos. ¡Sorpresa!, el capitán del
barco es un joven gallego... y de cerca de donde está
mi familia.
También
visitamos varios lugares de interés histórico
y nos fuimos a ver las Torres del Paine, que más tarde
visitarían Flor y Milko, así como mis amigos
Juan Ignacio y su mujer. Durante estos días siempre
estábamos pendientes de llamar por teléfono,
por si salía nuestro avión.
Por
fin, el 23 nos llamaron para que estuviéramos preparados
--siempre era así, en cualquier momento había
que salir, era cuestión de una llamada por radio--.
A mediodía nos fueron a buscar al hotel y nos trasladamos
al aeropuerto (sección militar) donde nos esperaba
un Hércules, perteneciente a Adventure Network International
(ANI) Seis horas de vuelo hasta Patriot Hills. Esto queda
en las Ellsworth Mountains, 80ºS/81ºO (repasen la
Geografía), en la Antártida
Por
supuesto que me sentía muy emocionado. Uno tiene sueños,
y este venía desde hacía todos los años
de mundo: ¡Ir a la Antártida!. No se olviden
de soñar y lleven estos sueños en la mente y
el corazón, lo más seguro es que se realicen.
Veo los primeros témpanos de hielo... Todo cuanto abarca
mi vista se ve blanco y plano. El cielo está despejado.
El
aterrizaje (hielizaje) es sumamente ruidoso-aparatoso; parece
que el avión se va a desbaratar (ya me habían
prevenido para esto) Lo tengo filmado.
Nos
advierten de tener cuidado al bajar, pues la pista es extremadamente
resbaladiza. Es de hielo verdoso; parece vidrio ¡durísimo!.
Esta pista se utilizó por primera vez en 1987 y continua
sin cambios. Es un fenómeno natural. Está considerada
como la pista de aterrizaje más austral del mundo.
Unas
motos de nieve que arrastran unos trineos, y un tractor oruga,
se encargan de transportar toda la carga y equipo de los montañeros,
hasta el campamento, a un Km. más o menos. En este
vuelo también viene otra gente que viajará al
Polo Sur, 1076Km más adelante.
El
campamento consta de una carpa especial de unos 15 m. de largo
por unos 4 de ancho. Imaginen un tubo cortado transversalmente.
Tiene ventanas y puertas con armazón de aluminio...
que funcionan perfectamente: es la cocina- comedor. Cinco
mesas atravesadas, para 8 personas cada una. La cocina y despensa
muy amplias. También sirve como sala de estar, para
charlar, leer, escribir, etc., pues siempre está caliente
--las carpas de cada grupo son sólo para ir dormir
o para uno estar a solas con sus pensamientos-- Las paredes
son de una tela blanca, muy fuerte, y, como las 24 horas del
día son día, no es necesaria la
luz artificial. Afuera, la temperatura ha fluctuado entre
los 9º hasta 38º; hubo temperaturas
más bajas, pero no las anoté. El viento puede
estar varios días soplando sin parar y levanta la nieve,
que se va acumulando alrededor de las construcciones.
Luego hay que aplanar el terreno. El tractor-oruga
se encarga de eso. Sopla del Sur, así que levantamos
unos muros con bloques de nieve dura, para proteger las carpas
¡y funciona!. Los talegos los dejamos fuera, pero sujetados
con el piolet. Tengo las velocidades del viento, en alguna
diapositiva que tomé de la cartelera del parte
meteorológico, el que mirábamos todos
los días, deseando que mejorara el clima, para poder
volar, en un Twin Otter con esquíes, hasta el Campo
base del Vinson (4897m), que es la montaña que queremos
escalar; las más alta de la Antártida (sin darme
cuenta, tardé en llegar aquí).
También
hay otras construcciones como la cocina, pero
mucho más pequeñas: una biblioteca; un lugar
con cuatro cubículos, con termos de agua caliente y
ponchera, jabón, toallas de papel, etc, para el aseo
personal; dos baños-poceta, donde a veces
es necesario apartar la nieve para sentarse; y un lugar al
aire libre, protegido con un muro de bloques de nieve, donde
hay un barril de 200 litros, con un embudo, al que los señores
tienen que ir hacer pipí. Las damas lo tienen en uno
de los cubículos, más cómodo... y discreto.
El agua del aseo personal también tiene su lugar, al
lado de una señal afuera. Todos esos desperdicios,
y demás basura, se regresan a Punta Arenas. Me consta.
Mientras esperamos a que mejore el clima, para volar a la
base del Vinson, pasamos el tiempo leyendo, escribiendo, paseando
en las motos de nieve con los trineos; subimos a montañas
cercanas; pasamos al otro lado, a un valle completamente plano,
con el piso de hielo verdoso-cristalino. A unos 8 Km. hay
un avión-transporte, enterrado desde el año
94, del que sólo sobresale el timón. Por un
hueco en la nieve, tres metros abajo, le llegamos a la cabina
y nos arrastramos adentro... y no se ve nada...pero tomo fotos
con flash.
Nos entretenemos lo más posible, para nodesesperar
porque, aunque aquí a veces tenemos buen
tiempo, no es lo mismo en el Vinson, desde donde envían,
del campo Base, los partes meteorológicos.
Dos
señoras escocesas se encargan de cocinar; cocinan riquísimo
y abundante. Con la comidas siempre hay vino, cerveza, refrescos
y jugos, en abundancia. En las mesas hay, a toda hora, frutas:
naranjas, cambures, ciruelas, melocotones, etc. Como ven ¡la
gran vida!
Somos
unas treinta y pico de personas, de ambos sexos, aparte de
los empleados para las diferentes tareas. Una niña
y tres niños, entre los 13 y 14 años (dos de
Chile y dos de Inglaterra), invitados por una fundación,
para que conozcan lo que no se debe contaminar ni explotar,
y hablen de eso en sus colegios.
Se
decora el ambiente con adornos propios de las Fiestas Navideñas.
Todo el mundo colabora. Se cambian las mesas de posición,
para la Gran Cena de Nochebuena: como una gran familia. Ya
casi todos nos conocemos, pues nos hemos estado preguntando
mutuamente: ¿cómo te llamadas, de dónde
eres, a dónde vas?, etc.
El
primer día, estaba sentado a la mesa y se me acerca
el camarógrafo de una expedición que iba hacer
la travesía del macizo del Vinson, y filmaba para una
TV en USA (entre ellos estaba John Krakauer , el de Into
Thin Air y David Has, que estuvo en rescate del
cuerpo de Mallory, en el Everest) y me dice:Ramón,
¿no te acuerdas de mí? Soy el camarógrafo
que te filmó en el Eco Challenge de Marruecos. Por
ahí empezó una larga conversación, que
se prolongó a otras personas, con las fotos de
rigor.
Para
el Vinson había otro grupo de cinco, entre ellos, Sharon,
una dama de 50 años, y una pareja francesa: Bertrand
y Claire. Bertrand había subido el Everest, con su
padre, a la edad de 17 años (ahora 27); así
que allí estábamos el más joven y el
casi más viejo del Everest.
Bueno,
había más gente con sus historias.
La
cena fue magnífica... Champagne, para brindar y...
después todo lo demás.
Hasta
el 31 de Diciembre fueron los paseos, etc.
Unas
horas antes de la cena de fin de año y milenio (el
sol estaba alto en el Cielo), se pusieron unas mesas afuera
con pasapalos, vino, cerveza y Champagne otra vez.
Después
de la cena, donde hubo unos cuantos pasados de tragos, salimos
a recibir ell Año y Milenio Nuevos ( el sol seguía
alto en el Cielo), Abrazos, buenos deseos; unos se sacaron
la ropa de cintura para arriba (el frío era cortante).
Un gran jolgorio. El camarógrafo no paraba de filmar,
porque en verdad era digno de ver tal celebración.
Es posible que pueda ver algo de eso. También filmé
un poco.
En
la mañana nos avisaron que íbamos
a partir para el Vinson.¡Al fin!. Desarmamos nuestra
carpa volando. El cielo limpio, azul, hermoso,
como difícilmente uno puede pensar que lo haya en aquellas
latitudes. Una hora de vuelo por entre montañas nevadas
y con laderas y aristas oscuras, que emergen de una superficie
plana, blanca, que se pierde en el horizonte lejano.
Aterrizaje
(nevizaje, no hay hielo en este caso) muy suave. Estamos en
el Glaciar Branscomb (2.000m), orientado hacia el E. Somos
9 para el Vinson, más dos guías que están
en el C. Base. Al bajarnos del avión, cada uno reparte
su equipo, más algo del común: comida, parte
de las carpas, etc., entre el morral y un pequeño trineo
que arrastrará hasta el Campo II (2.4000m.), pues el
Uno lo pasaremos de largo. A partir de allí, todo irá
al morral; lo mío son 27Kg. desde Caracas, más
algo de comida común y el techo de una carpa grande.
En total unos 29 Kg. ¡Demasiado!. Son cinco horas agotadoras;
Carl. el guía, tiene un paso ligerito.
Dia.2.
No hay apuro por salir, pues siempre es día. Ahora
vamos en dirección Norte. En unas dos horas llegamos
a la pared y torcemos al Este, para subir. Esto fue duro;
hay inclinaciones hasta de más de 70º, y son necesarias
las puntas de los crampones, o de lado; además con
la carga en el morral. ¡Uf!,
Con
todo lo que estaba pasando, y usando algunas de las muy expresivas
palabras de mis panas, ¡durante todo el
viaje estuve burda de expectante y emocionado!
¡Todavía lo estoy!
Día
3. Campo III (3.900m.) Descanso. El día está
despejado y apenas hace viento. Llegó el otro grupo
de cuatro, con Keil su guía. La pareja francesa Bertrand
y Claire-- había salido más temprano y continuado
más arriba: Aprovecharon la luz, hicieron un esfuerzo,
llegaron a la cumbre y descendieron en tádem, en parapente.
Los chamos de YCC los conocen, pues vinieron a
una Competencia Internacional de Parapente, a Venezuela.
Día
4. Amanece muy nublado y con viento, pero vamos
hacia la cumbre, porque no sabemos cuanto podría durar
este clima. También sale el otro grupo. Mi eterno problema:
no he comido ni bebido lo suficiente; no escarmiento, soy
muy abandonado y luego pago las consecuencias. Vamos por este
orden: Carl, Scott, yo y Mike. El paso es ligero...
(eso significa un poco más de lo que yo quisiera, pero...)
Noto, por la tensión de la cuerda, que Mike va echando
el resto. Por mi parte preferiría en poco más
lento. Unas breves paradas para comer chocolates, beber, etc..
Yo renuncio a eso. Mi estómago ya sabe que no va a
soportar nada, así que me tengo que aguantar. Cada
vez el viento es más fuerte; hay tramos para la punta
de los crampones; con la cuerda hay que concentrarse y confiar
en los demás. Tengo que parar, sacar la chaqueta Goretex,
ponerme la de plumón, otra vez la de Goretex y la máscara
de neopreno para la cara (la recomiendo, es buenísima
y se respira muy bien); todo con el viento que lo sacude a
uno; Los gogles están empañados,
son una porquería. Estoy enojado por no haberlos botado.
No veo bien. El viento no enfría ¡corta!. Mike
grita algo (hasta eso, hay que gritar para poder entenderse).
Carl se para y va a ver...Mike no puede más, se queda.
Carl sube unos metros con Scott y yo, para indicarnos por
donde seguir. No se ve nada a pocos metros. Voy echando el
resto...¿Cumbre! ¡Coño! (perdón)
¡ya era hora! No puedo ni abrir los cierres; están
congelados. Una de las cámaras de Scott, funciona y
toma alguna foto. El viento no para. El otro grupo también
llegó. Algunos pueden tomar fotos; me llaman para que
me voltée... En el piquito de la cumbre
hay un palo de esquí, volteado, que sobresale
con el aro hacia arriba. Entre diez y quince minutos permanecimos
allí. ¡Hay que bajar!. Como no veo con la porquería
de gogles, me los quito. No podemos parar, hay
que salir de allí. ¡Qué martirio para
los ojos; lloran todo lo que quieren!. Alcanzamos a Carl y
Mike. Nos encordamos de nuevo, y los dos grupos bajamos juntos.
Entre Carl y Keil se las arreglan para ir encontrando la ruta;
a veces tienen que hacer uso del GPS. En una parada de descanso,
Gavin, me presta unos gogles ¡qué
alivio! La bajada hasta el Campamento fue laaaaaaaaarga. Preparan
algo caliente, para comer; no quiero saber nada de comida.
Ya veré mañana. La nieve, finísima,
se metió entre las diferentes chaquetas y todo se ve
húmedo. Me sumerjo en el saco de dormir...Mañana,
veré...El viento acumuló nieve contra la carpa.
Envuelvo los pies fríos en una franela y los meto en
la funda de la chaqueta de plumón. Funciona y al rato
están bastante calientes. El viento sigue soplando
muy fuerte. La armazón de la carpa tiene dobles varillas,
de las largas, para darle resistencia.
Día 5. Amanecimos con cielo despejado,
pero sigue el viento, que sigue cortando. Ya vuelvo
a tener apetito y como un preparado de pastas, de esos al
vacío; no está mal.
Desarmamos
el campamento y nos vamos...sumamente cargados. Antes voy
al baño, que es un apartado
hecho con bloques de nieve dura y recojo una bolsa de plástico,
donde tengo mis... cacas de esos días.
Cada uno recoge la suya. ¡Cero contaminación!
¿Aprenderemos algo de esto?. He estado contando mi
historia, pero los demás también tiene la suya.
No fue fácil ir a la cumbre. El otro grupo viene más
tarde.
Me
preocupaban las bajadas fuertes, con tanto peso, pero..¡le
echamos pierna! Scott iba delante, seguía yo, Mike
y Carl. En una ocasión Scott resbaló, gritó,
clavé el piolet y me quedé sin aire por unos
segundos --Ustedes saben que esto ocurre cuando se hacen movimientos
rápidos en la altura--. Pasamos al lado de unos bloques
de hielo que se desprenden de la ladera izquierda. No los
había nombrado en la subida. Llegamos al plano --o
bastante plano--; no más bajadas fuertes; nos encontramos
con un grupo de cinco que van a subir. Saludamos, pero no
sé de donde son.
En
el Campo II, aparece Bertrand, con esquies y un
poco más tarde Claire. Vaciamos un poco los morrales
y cargamos los trineos. También fue larga la bajada
hasta el Campo Base, pero ¡allí estaba el Twin
Otter! ¡Iríamos hasta Patriot Hills!; eso significa
descanso, comida sabrosa y abundante, bebida, calor... ¡Bien!
Los
dos grupos juntos. Una hora vuelo con aquel fantástico
paisaje.
Día
6. Bertrand y Claire, nos invitan a volar en parapente en
una de las colinas cercanas. Vamos todos, incluso los empleados,
en las motos de nieve con los trineos y el tractor oruga.
Fueron unas horas divertidísimas. Por supuesto que
se tomaban algunas precauciones. Uno de los ayudantes
de Bertrand, cuando los aprendices levantaban
vuelo, no dejaba que se alzaran mucho del piso.
Hasta
las dos señoras cocineras volaron la cena estuvo
retrasada unas horasLas caídas y aterrizajes
eran bastante suaves en la nieve. Cuando llegó mi turno,
confieso que no estaba muy seguro de querer hacerlo, pero
volé; cuando estaba en el aire, le decía al
ayudante que me soltara, pero no entendía
el español con la emoción me olvidé
del inglés--. Pedí una segunda oportunidad y...
volé solo, no muy lejos, pero volé; Bertrand
me daba algunas indicaciones a larga distancia --que funcionaron--
para sostenerme más tiempo. Creo que voy
hablar con mis amigos de YCC.
Día
7. Llegó el Hércules. Había que partir.
Despedidas de la gente de ANI, que la verdad es encantadora.
¡Todos!.
En
aquel vuelo venían otros que iban al Vinson, entre
ellos mi amigo alaskeño, Chris; con el que subí
hasta cerca de la cumbre del Denali-Mckinley,
Se
descargaron muchos bultos y combustible y se cargaron nuestros
bultos y barriles de combustible vacíos y algunos con
los pipies, y todo el demás basurero
No
sin cierta nostalgia, dejé aquellos parajes. Nada de
noticias cotidianas, nada de cohetes navideños,
nada de TV, cadenas, etc., etc.
En
Punta Arenas, dormir y en la mañana volar a Santiago,
para tratar de encontrar puesto en algún avión,
que no hay hasta el 17... He volado por LanChile. En Avianca
consigo un puesto, pero me tienen que endosar el boleto. LanChile
me cobra una diferencia... Me es más barato pagarle
a Avianca, además me permite 60Kg. de equipaje... Cuantos
rollos; ya no quiero pensar en eso.
¡Ah!,
se me olvidaba: cuando salimos del hotel, en P. Arenas para
P.H. lo hicimos con las botas y equipados como si fuéramos
ya para la montaña... por si el avión tuviera
que aterrizar de emergencia.
Tenía
pensado escribir menos de una página, con unos datos
del viaje y miren donde estoy. A los que tuvieron la paciencia
de llegar hasta aquí, los felicito por aguantar tanto.
Espero
que hayan salido las fotos y valga la pena verlas.
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