2002
Montañismo
en Ecuador
En
Diciembre pasado, cuando bajaba del Pico Oriental, me crucé
con Konrad; siempre suele ocurrir así, porque yo subo
más temprano; y, como siempre, también, intercambiamos
algunas palabras. En esta ocasión, Konrad me dice que,
con Jesús y Eduardo, quieren ir a Ecuador, y que me
invitan a acompañarlos... Ellos correrán con
los gastos... No deja de sorprenderme esa oferta.
Sería
la primera vez que iría patrocinado a alguna
montaña.
Por
razones de trabajo y estudios, tienen tiempo libre a partir
del primero de Enero. Me pregunta si esa es buena temporada...
Pienso que todo el año es bueno en Ecuador; cada temporada
con sus características especiales.
Su
experiencia en la alta montaña es la de algunas salidas
a la Sierra Nevada de Mérida (Picos Bolívar,
Humboldt, Bonpland, La Concha). Sería la primera vez
que salen al extranjero. Tienen en mente, principalmente el
Cotopaxi... Pero primero quieren alguna montaña más
cómoda, como aclimatación. Les recomiendo
a Manuel Jácome, que les puede hacer un programa con
ese fin. Les parece muy bien lo que este les propone. Por
mi parte...me dejaré llevar.
El
programa de Manuel, por este orden: Pasochoa (4.200m.), Sincholagua
(4.899m.), Iliniza Norte (5.126m), Cotopaxi (5.897m.) y Cayambe
(5790m.)
Día
5. Llegada a Quito.
Día
6. Turistearemos por Quito. Konrad y yo ya conocemos esta
hermosa ciudad. Está a 2.816 m.s.n.m. Fue declarada
Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO. En un
kilómetro a la redonda, desde la Plaza de la Independencia,
no se permiten cambios urbanísticos sin su permiso.
El Centro Histórico de Quito es el más grande
y antiguo de toda Sudamérica. Aquí abundan iglesias,
conventos y otros edificios históricos, todos bellísimos.
Es una de las ciudades más bellas del continente americano.
Está situada a 25 kilómetros del punto exacto
de la mitad del mundo, un lugar (que también visitamos)
con ciertas construcciones, que señalan tal punto,
y que llaman, precisamente, La Mitad del Mundo.
Allí hay una línea donde uno puede se puede
poner con un pié en cada hemisferio.
Día
7.
En la van de Manuel, nos vamos al Pasochoa (4.200
m.) De Quito a Sangolquí y al pequeño pueblo
de Cuendina, y de allí, por una estrecha carretera,
con el piso de una especie de cantos rodados son típicas
estas carreteras, en algunas zonas de Ecuador; de antigua
construcción, pero se conservan bastante bien--. A
los 3.300 m.s.n.m. nos detenemos ante una flamante y amplia
puerta de hierro. Manuel hace el comentario de que están
poniendo demasiadas rejas... . Nos estacionamos a un
apartado y pasamos al otro lado, por encima de una maraña
de ramas y secos arbustos... para darnos cuenta de que la
puerta se podía abrir.
La
carretera de tierrasube por un bosque donde abundan
los pinos, y, por la izquierda baja un riachuelo de sonora
y abundante agua. Son las 11:00 a.m. El cielo está
nublado. Una media hora más tarde salimos del bosque,
para entrar a la zona de los característicos pajonales
del páramo ecuatoriano, que crecen en un suelo de ceniza
de antiguas erupciones.
Tenemos
que pasar algunas alambradas alambres de
púas--.
A
medida que ascendemos aumenta la inclinación de terreno,
siendo muy pronunciada en los últimos metros, para
llegar borde del cráter.
A
la 1:30 p.m. alcanzamos la cumbre máxima,
porque a ambos lados de donde nos encontramos, se suceden
otras de menos altura y separadas entre sí por pronunciados
collados, y que van formando un arco y disminuyendo en altitud,
hasta confundirse con el valle opuesto a nuestra posición
Estamos
en el borde un una pared cortada a pico y, a nuestros pies,
cientos de metros más abajo, el extinto y antiquísimo
cráter, que es ahora un extenso y frondoso Parque Nacional.
A
pesar de estar nublado, la vista panorámica es excelente,
porque las nubes están altas. Permanecemos un buen
rato en la cumbre. Ninguno sintió el más ligero
malestar, por la altura .
En
1 h. 43 regresamos a la van, con lluvia.
De allí a la casa que tiene Manuel, en el poblado de
La Moca; en lo alto de un cerro, a una hora de Quito, que
nombra Campo Base. Un lugar privilegiado. Consta
de dos plantas, con varias habitaciones que sustentan nombres
de montañas del Ecuador; amplios ventanales proporcionan
magníficas vistas panorámicas. Este será
el sitio de partida para las próximas salidas.
Día 8. Llovió durante la noche y amaneció
nublado. De todos modos nos vamos al Sincholagua (4.899m.)
Llevamos
dos mulas, que salen antes que nosotros, para cargar el equipo,
porque emplearemos dos días para esta montaña.
Viajaremos
en la van durante una hora, aproximadamente.
La
primera parte, hasta el Campo Base, el camino va remontando
por laderas de pajonales. Pasamos por una hacienda de cría
de toros bravos, los que se encuentran pastando por aquellos
parajes. Aunque vamos cierta a distancia, debemos tener cuidado,
según Manuel, porque suelen ponerse bravos.
Caminamos al lado de una zanja, por si acaso.
Sigue
nublado, con señales de querer llover. Antes del Campo
Base, atravesamos algunos riachuelos y zonas pantanosas. Decidimos
establecer el campamento a menor altura (4.230 m.), porque
amenaza la lluvia. Por casualidad, al terminar de armar la
última carpa, cayo una fuerte granizada, y más
tarde continuó nevando.
Día
9. A pesar del más estado del tiempo, vamos a la
cumbre. A los 4.480 m. se ven pequeños frailejones
y se siente olor a azufre. De vez en cuando se despeja un
poco, pero pronto se cierra. Bordeamos por la izquierda una
primera cumbre, una mole rocosa. Tenemos que subir hacia una
fila, por una ladera de piedras sueltas, para llegar al Paso
del Hombro, (así lo nombra Manuel, porque para remontar
aquí la fila, hay que subirse al hombro de alguien,
con el fin de facilitar las cosas). Pero todas estas piedras
están, aparte de sueltas, muy resbaladizas a causa
de una fina capa de nieve que las cubre. Hay que moverse con
precaución.
Se
pasa por un tramo muy estrecho, en el que echamos de menos
un piolet, pues esta nieve lo hace muy resbaladizo
La
última parte es una pared expuesta, de unos 30 m. Truena
frecuentemente, por lo que sólo permanecemos en la
cumbre unos breves minutos. Sentimos la tormenta eléctrica,
por el efecto que produce en el cabello. Truenos y relámpagos
de suceden frecuentemente. No estamos tranquilos
El
regreso al campamento se realiza sin inconvenientes, pero
siempre teniendo mucho cuidado, sobre todo es la zona de piedras
sueltas
El
clima no mejora. Mientras comemos algo, en la carpa cocina,
vuelve a granizar.
De
nuevo escampa y aprovechamos para recoger el campamento y
volver hasta la camioneta.
Los
caballos dejan la carga y continúan el camino. Ya es
de noche cuando llegamos a Campo Base, donde nos
esperan todas sus comodidades, entre ellas una deliciosa y
abundante cena, preparada por la Sra. Isabel, la esposa de
Manuel.
Día
10..
En Campo Base nos dedicamos a ordenar nuestro
equipo y a secar ropa y botas, del emparamiento
de ayer. El día se alterna entre lluvia y sol.
Día
11. Amanece buen tiempo, con algunas nubes . Vamos al
Iliniza Norte (5.126 m.). Manuel nos lleva hasta el pueblo
de El Chaupí, Allí nos pasamos a una pequeña
camioneta, más práctica para llegar a un punto
denominado La Virgen (3.900 m.), desde donde caminamos
hasta el Refugio (4.650m.), que se encuentra a pocos metros
del collado entre los dos Ilinizas. El camino está
bien marcado, por numerosos senderos entre un bosque de Quinuas;
llega a la base de una morrena y sube por una fila arenosa,
hasta un plano desde donde se ve el refugio de techo anaranjado.
Este
es cómodo. Tiene cocina y unas quince literas. Un vigilante
se encarga de su cuidado. Somos los únicos clientes.
Afuera, a unos 30 m., hay una carpa, donde vemos a dos personas.
Día
12. Salimos a las 6:20 a.m. El cielo está despejado.
Subimos un corto trayecto, hasta el collado que separa las
dos cumbres (N y S). Después ascendemos por una amplia
ladera de tierra y piedras, bastante empinada, para alcanzar
la fila, y nos pasamos al lado opuesto. La ruta va por el
borde de una pared muy expuesta, con profundos barrancos.
Hay un lugar donde el paso es muy estrecho; lo nombran el
Paso de la Muerte; nevado, sería necesario
utilizar un piolet y quizás una cuerda para seguridad.
Después se va subiendo por una zona rocosa de fácil
escalada. La cumbre está formada por rocas de cantos
afilados y es muy reducida.
Las
vistas son espectaculares; en primer término, al
alcance de la mano, el Iliniza Sur, del que nos separa
sólo el collado donde se encuentra el refugio; más
abajo los valles, que se pierden en el horizonte;
a lo lejos sobresalen los tan conocidos volcanes: Antisana,
Cotopaxi, etc., semejantes a islas de nieve.
El
clima es soleado. Mantenemos buena aclimatación. Abandonamos
el refugio, y, a buen paso, descendemos hasta encontrarnos
con Manuel, antes de la Hda. San José, en El Chaupí
Una
vez más a Campo Base
Día
13.Vamos a turistear. Viajamos a Papayacta,
lugar famoso por sus aguas termales. Población enclavada
entre escarpadas montañas. Eduardo, Konrad y Jesús
se deciden a nadar en una de las piscinas. Manuel y yo nos
vamos a buscar un cómo lugar para estacionarnos. Al
regreso, Jesús nos dice que Eduardo se cortó
un dedo con una cerámica de la piscina . Para encontrarlo
sólo tenemos que seguir un reguero de manchones de
sangre. En la Cruz Roja le tuvieron que coser dos puntos...
y nos faltan el Cotopaxi y Cayambe. ¡No está
mal!.
Día
14.
Cotopaxi (5.897 m.). Llegamos a la laguna de Limpiopungo,
cerca de la base de la montaña, con el cielo nublado
y una ligera llovizna, que pronto se para. Hay abundancia
de nubes que rodean la montaña. Una carretera arenosa,
nos conduce hasta el lugar de estacionamiento, en la propia
ladera del Cotopaxi. Vamos por la ruta normal. En unos 45,
cargando cada uno su equipo, alcanzamos el Refugio (4.800
m.) Prácticamente estamos solos. No hay más
de quince personas. Es temporada baja. Esto es
muy bueno, porque en alta puede haber más
de cien gentes.
Eduardo
controla bien la molestia del dedo, por la amplitud de la
botas plásticas.
Día
15. Salimos del refugio a la 1:20 a.m. No hace mucho viento
al principio, pero a media que vamos subiendo este aumenta
su fuerza. No voy lo suficientemente abrigado, y empiezo a
sentir mucho frío. Ahora el viento levanta la nieve,
que la sentimos con fuerza en la cara .Somos dos cordadas;
vamos tres en cada una. Manuel, yo y Konrad; más atrás,
Diego, Jesús y Eduardo.
Otras
dos que nos siguen, se devuelven. Pasamos al lado de varios
seracs. En un momento tenemos que cruzar una grieta-rimaya,
por una escalera de hierro. Más arriba le digo a Manuel
que debemos pararnos; necesito abrigarme. Konrad está
en la misma situación. Me pongo la chaqueta de plumón
y ¡qué alivio!. Va amaneciendo y el viento se
calma un poco.
Alcanzamos
la cumbre a las 7 a.m. Estamos en el borde norte del cráter;
lo que se considera la cumbre de la montaña.
El clima...¡magnífico!. Cielo despejado. Admiración,
emoción y... más sentimientos especiales.. El
cráter tiene 800 m. de diámetro y 300 m. de
profundidad, del que salen abundantes fumarolas. Habíamos
tenido la preocupación de no poder intentar escalar
este volcán a causa de una posible erupción.
En días anteriores, las diferentes agencias de noticias
habían hablado de esa posible erupción. Lo están
monitoreando constantemente. En épocas
pasadas causó terribles desastres.
Hace
un tiempo yo había estado allí,
con Flor. No habíamos podido ver nada, ni el cráter.
Habíamos subido con un tiempo pésimo, nevando
y con viento. Al rato de llegar, aparecieron un neocelandés
y un alemán, que subieron porque sabían que
nosotros estábamos arriba. Fuimos los únicos
ese día. Ahora que recuerdo, habíamos estado
en Perú en el Chopicalqui y Huascaran. Después
nos fuimos al Sangay... y Chimborazo y Galápagos....
pero ese es otro cuento.
Permanecemos
en la cumbre por 50. La abandonamos a las 7:00;. También
disfrutamos observando los diferentes accidentes de la ruta
con un cielo completamente despejado. A ratos nos detenemos
para ver... a lo lejos. En las montañas no es solamente
subir, también es ¡ver y sentir!. A las 10:30
llegamos al refugio. Almorzamos algo y nos vamos a Quito.
Día
16. Descanso en Quito
Día
17.Cayambe (5.790 m.)
Este
es un volcán bastante especial. Se lo consideraba extinto,
pero ahora se le tiene en observación, pues se piensa
que está activo. Este volcán es el punto más
alto y más frío de la línea del ecuador.
Es el único lugar de la tierra donde la latitud es
0º y así es su temperatura.
Es
una montaña que está nublada muy frecuentemente.
Si alguien quisiera ir a la cumbre por su cuenta, debiera,
el día anterior, hacer un reconocimiento de la ruta,
por lo menos hasta donde comienza el glaciar; después
se la debe marcar, si no lo está, en caso de que el
clima esté nublado
Se
puede llegar hasta el refugio, con vehículo; preferiblemente
con doble tracción, porque la carretera es de tierra
y presenta algunos tramos bastante deteriorados. El nuestro
lo dejamos más abajo, como a una hora a pie, por ese
motivo.
El
refugio se encuentra a 4.650 m.s.n.m. A parte de la planta
baja, tiene otros dos niveles. Un encargado está a
su cuidado. Se puede hacer uso de la cocina. Hay abundancia
de literas, así como varios baños.
Día
18. Tuvimos, una vez más, un tiempo excelente.
Antes de iniciar la marcha, a las 2:00 a.m.,Jesús dice
que no sube. Sus botas le producen un dolor muy fuerte, por
encima del empeine. Son plásticas y alquiladas. Nunca
antes se había puesto unas. ¡Las tiene abrochadas
hasta el tope!. Se las aflojo y le digo que en el futuro no
le haga caso a todo lo que dicen los fabricantes... de cualquier
producto. Estos, con frecuencia están haciendo cámbios.
La
primera parte de la ruta, antes de llegar al glaciar, es por
una zona rocosa, de fácil escalada.
De
nuevo somos dos cordadas, por este orden: Diego, Konrad y
Eduardo; y Manuel, yo y Jesús.
Nos
colocamos los crampones al inicio del glaciar, que es de hielo
muy duro. Cruzamos, de vez en cuando, grietas estrechas. Hay
un olor a azufre, extremadamente fuerte. Van dos cordadas
delante. La pendiente no es muy pronunciada, al principio.
Antes del amanecer pasamos una de la cordadas, que se han
parado a descansar; son tres personas. Más arriba,
donde el glaciar se presenta con numerosas formaciones de
seracs y grietas, vemos la otra cordada. Manuel y Diego intercambian,
a cada rato, algunas observaciones para encontrar la ruta,
y evitar las grietas. Algunas tenemos que bordearlas, por
lo grandes que son.. Al acercarnos al domo de la cumbre, aumenta
considerablemente la inclinación del terreno, para
tener que emplear las puntas de los crampones. Pasamos al
lado de enormes seracs, con paredes de donde cuelgan numerosos
carámbanos de hielo brillante, al reflejar la luz del
sol. Bordeamos la pared del domo de la cumbre y alcanzamos
esta por una cómoda rampa. Es una cumbre bastante ámplia.
Somos
afortunados, el tiempo es inmejorable. Una vez más
disfrutamos, durante media hora, de la tranquilidad del clima
y de una extraordinaria vista panorámica de los diferentes
valles y demás imponentes volcanes. Pero hay que bajar.
Durante el descenso todo resultó bien, aún en
las fuertes inclinaciones, donde era necesario emplear los
bordes de los crampones.
En
el refugio nos... metemos tremenda papa (hermosa
expresión criolla, que se me antoja poner aquí)
y nos vamos para Otavalo, para mercadear. Hotel
y todas sus comodidades.
Día
19. Mercado de Otavalo; después a Quito.
Día
20. Otras visitas por las cercanías. Un recorrido
en bici montañera, etc.
Día
21. En la tarde vuelo a Caracas.
Una
breve conclusión:
Fui
a este viaje, expectante; pensando en como sería el
comportamiento de mis amigos, pues nunca había estado
con ellos en la alta montaña. Creo que son excelentes
compañeros. Siempre hubo una excelente armonía
en el grupo. Los inconvenientes propios de este tipo de actividad,
los soportaron con ecuanimidad. A pesar de ser bastante novatos,
pienso que lo hicieron muy bien.
Además
se sentía el entusiasmo con que actuaban en la montaña.
Así
mismo, iban a ser cinco volcanes en once días...Nuestra
aclimatación y fuerzas funcionaron muy
bien.
Y
ya están proyectando otras salidas.
Tengo
que hacer un comentario acerca de Manuel: se mantiene en unas
condiciones físicas óptimas y con un humor a
toda prueba. Acaba de cumplir 64. Buen ejemplo.
Su
hijo Diego, un excelente guía y amigo. Y el grupo,
en general, actuó como un grupo de amigos... como quedamos.
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